Faringitis, faringitis, faringitis, faringitis, faringitis, faringitis, faringitis... ha sido una constante en mi vida que espero, no vuelva a aparecer. Al volver de cualquier viaje, faringitis. Un cambio brusco de temperatura, faringitis. Una corriente de aire, faringitis. Tres hielos en lugar de dos, faringitis. 

Hace hoy once días, me operaron de anginas y me gustaría contar el cómo, cuándo y porque por si pudiera servir de ayuda a alguien, aunque supongo que cada paciente es un mundo. En mi caso todas las experiencias que me contaron de terceros pacientes quedaron en leyendas urbanas: "en dos días nueva", "eso nada, te las quitan y a comer helado"...

El número de faringitis anuales con sus correspondientes síntomas - anginas como tomates, fiebre superior de 39, dolor de cabeza... - provocaron mi visita al otorrino. Su primera intención fue salvar mis anginas y optó por inyecciones semanales de penicilina, si algun@ tiene la suerte de no "haberlas probado" no son excesivamente agradables. Dos semanas después, volvieron a la carga y en la siguiente visita al otorrino, decidió que mis anginas eran más perjudiciales que beneficiosas así que empezamos los trámites para despedirnos de ellas.

El otorrino envía la documentación al hospital y luego quedas a la espera. Te llaman para hacer análisis y ver al cirujano. Este, en mi caso esta, te explica como sería la operación y postoperatorio. La verdad que en ese momento me lo pensé muy mucho pues me pintó el postoperatorio realmente crudo. Firmas el consentimiento y te quedas a la espera de que te llamen para hacerte más análisis, ver al anestesista y pongan fecha a tu operación. Esto fue en diciembre y la verdad que con la lista de espera de la seguridad social suponía que me llamarían en marzo, abril... pero cual fue mi sorpresa cuando un 6300004359800 me llama el viernes 10 de febrero para decirme que el miércoles 15 de febrero tenía que hacer unos análisis y si todo era correcto, el 17 me operaban. El 17... ¿de febrero? pregunté yo incrédula y si señor ¡¡pim pam pum!!

La operación: Los análisis fueron bien así que el viernes a las 8:00am estaba en la habitación del Hospital Cruz Roja de Gijón. Una bata con el culete al aire, un gorro verde nada favorecedor, una inyección algo dolorosa para atontarte antes de la operación y lista. Unas cuantas horas después, no soy consciente de cuantas, la operación debe ser media hora pero al tratarse de anestesia general la recuperación lleva su tiempo, amígdalas fuera. Un gotero milagroso que quita todos los dolores y ganas de comer, alguna molestia, dolor de cabeza, atontamiento general pero más o menos bien. Cuando pasan 5 horas más o menos te dan un vaso de agua fría con pajita para ver si eres capaz de tragar y más tarde algo de leche, el enfermero-cocinero me trajo zumo de melocotón y ... me acordé de toda su familia tras beber un picométrico sorbo. Lo cambio por leche fría que, aunque en condiciones normales no me gusta nada, entró bastante bien. A las 20:00 horas me dieron el alta y rauda y veloz me fui para casa.

El post-operatorio: En casa la cosa es diferente y el gotero se echa mucho en falta. No se muy bien porque todavía me dieron calmantes en formato de sobres efervescentes. Los aguanté un día porque literalmente veía las estrellas para tomarlos y opté por el formato pastilla que aunque tampoco pasaba excesivamente bien, era muchísimo mejor. A base de calmantes pasan los días, por la mañana peor y por las tardes mejor. Levantarse a las 3, 4, 5 ó 6 de la mañana por el dolor de la garganta no es nada agradable, os lo aseguro. A lo largo del día y controlando el horario de los calmantes es más llevadero. Los labios son otra cosa sensible. Al tener que abrir la boca hasta el infinito y más allá para sacar las anginas, te dejan los labios hechos un cristo: rajas en las comisuras y llagas por dentro. Tardan unos días en curar y el uso de protector labial es más que aconsejable.

La comida: Al principio sólo me entraba agua con pajita y mal. Luego yogures y leche fría. Hay que intentar comer más variado pues en mi caso, al tercer día tuve un dolor de cabeza de 6 a 12 de la mañana horrible, que no se fue ni con ibuprofeno, así que opté por empezar a añadir pures a la dieta. Tras varios días con pures, yogures y leche empecé a comer algo de fruta y así hasta el día de hoy que, evitando alimentos problemáticos, más o menos sigo una dieta normal.

Una leyenda urbana: el helado. Todo el mundo piensa que tras una operación de anginas te pones "ciego" a helado pero... no es del todo cierto. El helado entra genial pero nadie te cuenta que con todo lo que tienes en la garganta el sabor de lo que comes es horrible. Los que me conocen saben que adoro el dulce y sobretodo el chocolate y os puedo asegurar que a día de hoy le tengo una manía, que seguro se me quitará, al helado.

Una comida que tengo muchas ganas de comer: Carne a la piedra con sal gorda, patatas y pan de leña.  Todavía no me atrevo porque aunque el sabor ha mejorado todavía no tengo buen sabor y me sigue doliendo la garganta pero en cuanto pueda...

Un consejo: Perio Aid Colutorio Tratamiento Sin Alcohol. Parece una tontería pero una de las peores cosas, además del dolor, es el olor. Como está cicatrizando, supurando y demás, el olor que desprendé la garganta y el sabor de boca es horrible. Este colutorio no te ayuda en lo relacionado al sabor de la comida pero te refresca, no pica y mejora  notablemente el olor de tu boca. Lo único no usarlo muy a menudo, lo aconsejable es después de desayuno y cena, y no comer nada 1 hora después de haberlo tomado ya que puede teñir los dientes. Personalmente me ha aliviado mucho.


Quizás os haya parecido un rollo de post pero antes de operarme buscaba información y no me encontré con ninguna explicación clara así que me apetecía aportar la mía.