Mariposas, papayonas, buterflays...

Todos, en cualquier momento y lugar lo experimentan. Es ese “flechazo” o “mariposas” que produce sensación de vacío en el estómago y hasta nerviosismo.

El rostro se sonroja, el corazón late más a prisa, aumenta la presión arterial sistólica (la que conocemos como máxima), se producen temblores y hay sensación de vacío. Incluso, cuando está lejos de la persona "deseada" no siente ganas de comer, no puede dormir, pues está en una especie de embobamiento.

Cuando el individuo empieza a descubrir que la persona que le atrae tiene muchas cosas en común se generan otras sustancias que se llaman betaendorfinas. Son opiáceos endógenos, es decir drogas naturales que el organismo fabrica y producen sensación de plenitud y relajamiento.

Un estudio realizado aproximadamente hace tres años por la Universidad de Cornell en Nueva York, demostró que los seres humanos nos encontramos biológicamente programados para sentirnos apasionados entre 18 y 30 meses. Tras efectuar unas 5.000 entrevistas de 37 culturas diferentes, los expertos de este centro descubrieron que el amor posee un “tiempo de vida” lo suficientemente largo para que la pareja se conozca y llegue al sexo. El problema se presenta cuando estos tiempos no coordinan.

(en el proximo post.. "el amor caduca") :p

Fuentes: Sheyla Mosquera