Con este post no quiero amargaros el día pero es que poco a poco voy perdiendo la fe en la humanidad y por supuesto, la idea del karma me parece un cuento chino.

Haz el bien y no mires a quien, la recompensa de una buena acción es haberla hecho (Séneca), buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro (Platón), solamente haciendo el bien se puede realmente ser feliz (Aristóteles)... pamplinas. Por poner unos ejemplos totalmente dispares pero que representan muy bien lo que siento en estos momentos:

Marta del Castillo: asesinada, violada y su cuerpo todavía no ha aparecido. ¿Cómo se sentirán sus familiares y amigos? No puedo ni imaginármelo. Personalmente creo que para ellos ya no hay justicia que valga porque han violado y asesinado a su hija, el cuerpo de la cual, todavía no ha aparecido.


Francisco Javier Casais González: brutalmente agredido junto a su hermano en la madrugada del sábado 22 de octubre por un grupo de jóvenes en la calle de Felipe Menéndez, en la zona de Fomento (Gijón). Todos ellos cuentan con antecedentes policiales por agresiones y otros delitos. Francisco Javier, permanece sedado y con coma inducido después de que la tarde del domingo fuese sometido a una complicada operación para detener la hemorragia cerebral ocasionada por los brutales golpes y patadas que recibió.


Brutal paliza a los ocupantes de un vehículo en Madrid: Cinco personas, entre ellas dos menores, han sido detenidos como presuntos autores de las agresiones a los ocupantes de un vehículo en el túnel de la M-30.


Imaginad que Marta del Castillo fuera vuestra sobrina, Francisco Javier vuestro amigo y que vosotros fuerais los ocupantes del coche al que agreden en la M-30... ¿Qué sería justicia? Tienes a los culpables delante de ti pero no puedes hacer nada. No me refiero a juzgar a inocentes o presuntos culpables sino a CULPABLES.

Como os contaba en Dimes y diretes sin consecuencias, desde pequeña mi madre me ha enseñado que "los actos tienen consecuencias" pero cada día estoy convencida de que no es cierto.

¿Ojo por ojo?